Mirando el atardecer

Hace años estuve sentada en ese muelle de una playa cercana al Cap de Cavalleries, en Menorca. La pintura es una mezcla del recuerdo de ese lugar mágico, de los espléndidos azules y verdes del mediterráneo menorquí de aquel momento, con un acento en los amarillos y anaranjados que son los tonos de mis sentimientos en este período.

Fantasia en naranja de una playa vasca real

Marina Croata

Casa del Pirineo Lleida

El músico del Rif

Estudio en acrílico de una fotografía.

Marruecos

Marruecos, es para mí uno de los países más fascinantes que he visitado, su rica y exhuberante naturaleza ofrece paisajes desde áridas montañas como el Atlas, verdes y abruptas como la zona del Rif, extensiones de eriales y horizontes sin fin como los cercanos al desierto, en el sur, mares de dunas naranjas, pequeñas aldeas blancas en la costa...y un patrimonio artístico en las ciudades inigualable: la mezquita AlQarawyying de Fez, la medina de Marrakesh, Meknes, Rabat...a parte de una riqueza cultural por la diversidad de sus pobladores, sus lenguas (diferentes tipos de bereber, árabe, marroquí...), música...es un despertar para los sentidos. De momento he pintado una puerta de un pueblo marroquí y poco a poco iré dotando este espacio de fotos y otros testimonios a modo de invitación si no conocéis el país donde se pone el sol...alMaghreb.

Pintando Damasco

Esta pintura la he hecho ayudándome de una foto que tomé callejeando en la ciudad vieja de Damasco. Durante el verano de 2006 estuve un mes en la capital Siria, Shams, ciudad del sol en árabe, nombre heredado del brillo y el esplendor de su historia, que todavía hoy deslumbra a los visitantes gracias a su gran patrimonio artístico, y no en menos a la generosidad y amabilidad de sus habitantes. Desde que veía de niña las fotografías de la Mezquita Omeya, y sus impresionantes mosaicos bizantinos tuve deseos de viajar allí algún día y admirarlo con mis propios ojos. Esta fotografía es de una calle cercana, que se acerca a la mezquita dejando atrás la Ciudadela. No hace fiel honor a la belleza de sus mezquitas ni a sus colores pero para mí es el recuerdo de un paseo inolvidable, en el que descubríamos el marmol negro y ocre sirio, los grandes palacios y sus patios interiores, el brillo y el ajetreo del bazar, el sabor de los batidos de sandía, la simpatía, delicadeza y hospitalidad de los sirios...

Estudio sobre "El último viaje de La Téméraire" J.M.W.Turner por Lis

Este es el estudio de Turner que estoy intentando ahora. Para comprender la textura, el volumen de las nubes, la tibieza del momento del día, el reflejo del cielo en el mar que apenas se distingue de donde empieza la playa lo miro y mezclo colores en la paleta una y otra vez: amarillo, ocres, cremas, grises, anaranjados, rosáceos, violetas, marrones, blanco...toda la gama, y disfruto con cada pincelada constatando que ni me aproximo al trazo de Turner...¿cómo debió captarlo? ¿se dejo atravesar, empapar por toda la luz para luego expresarlo con su magnífico pincel? ¿difuminaba, era su movimiento seguro, o dudaba? me pregunto cómo sería este hombre que captó y supo transmitir esas nubes sin fin del Atlántico...

Almendros Alt Penedés

Almendros en flor cerca de La Bleda, mediados de marzo. Cambio la foto por esta pintura en acrílico que he acabado esta semana...por primera vez he utilizado barniz brillante, y aunque en la foto no se aprecia mucho, da un toque muy interesante sobre el acrílico que suele ser más bien mate...pero ¿cómo hacer quienes no tenemos tiempo de esperar a que los colores se sequen? o quienes en realidad somos impacientes, y nos amparamos en la excusa del tiempo...En todo caso, el camino hacia La Bleda estaba precioso en marzo con los almendros en flor, y lo está ahora sobre todo al atardecer, con ese baño anaranjado sobre las vides y los campos de trigo.

Paseos por la Serra de Dalt

Descubriendo los caminos alrededor de la Serra tuve ganas de coger el pincel y pintar aquellos maravilloso colores, los tonos del Penedés...